Cuando se habla de política, se eligen personas, no ideas. Para las familias mexicanas, no se trata de encarnar principios políticos abstractos, sino de resolver problemas concretos.
Es común que en la comentocracia y los círculos académicos se olvide que no todas las personas ven la política desde una perspectiva técnica y sistemática. Para las personas comunes, la política no es una abstracción filosófica, sino la resolución de casos específicos. Mientras los expertos debaten entre “izquierdas” y “derechas”, la gente común distingue, más bien, entre corruptos y no corruptos, competentes o no competentes. Es decir, los votantes ven personas, no ideas. Por encima de la plataforma ideológica, se resaltan dos aspectos: la reputación y la capacidad de dar funcionalidad a las instituciones públicas.
La percepción que se tiene de los candidatos se asemeja a la evaluación del estatus moral de cualquier otra persona en la vida cotidiana. Se hace uno preguntas como “¿Es honesto y confiable? ¿Tiene una buena reputación? ¿Ha demostrado su competencia en roles anteriores? ¿Con quiénes se junta?”. Factores aparentemente superficiales, como la vestimenta, el lenguaje y la actividad en redes sociales, se tornan cruciales en la medida en que definen la personalidad del candidato.
Aunado al aspecto personal, la ciudadanía busca también que las propuestas de los candidatos estén enfocadas en mejorar el funcionamiento de las instituciones públicas, las cuales actualmente se retachan de deficientes. Por ejemplo, una queja generalizada es hacia el IMSS, cuyo servicio es tardado e incompleto; lo mismo se dice de la policía tomando en cuenta el problema de la inseguridad. Son estas instituciones con las que la gente interactúa directamente, y cuyo rendimiento impacta la calidad de vida cotidiana.
En resumen, la dinámica electoral en México refleja una preferencia clara: los mexicanos no buscan políticos que personifiquen ideales, sino personas con buena reputación y la capacidad de hacer que las instituciones públicas funcionen. Aunque las campañas por la elección presidencial de 2024 aún no han comenzado formalmente, ya se promocionan las personalidades que competirán por la presidencia. Por lo mismo, algunos afirman que la elección ya está definida, señalando a Claudia Sheinbaum como la ganadora, basándose en su respaldo y su destacada presencia en la escena política. Sea ese o no ese el caso, es probable que los mexicanos elegirán a la persona que, a sus ojos, dé la impresión de ser una persona honesta y capaz de echar a andar órganos públicos fuertes con los que interactúa de manera cotidiana.
A mí lo que no me gusta de AMLO es que, o sea, sí quiere hacer cosas buenas, pero con métodos viejos, demasiado viejos, este... y no me gusta su arrogancia. Pero siento que Claudia es una persona muy inteligente tanto para bien, como para mal. […] De Xóchitl se me hace un equilibrio muy padre, que sea, medio izquierdista en un partido de derecha, eso me da confianza. Al principio me caía bien, pero ahora no le creo, por cómo es ella. Porque siento que si realmente fuera como ella, o no tuviera la sangre tan pesada, este... me gustaría más. Al principio cuando recién se destapó como candidata, yo cien por ciento iba a votar por ella, pero ahora no sé. Y Máynez, cómo yo quería a Samuel, me interesa sabe qué va a proponer, pero la verdad no sé nada de él
Manuel, Coahuila, 28 años.
Las veces que me he enfermado últimamente prefiero pedir días de vacaciones en lugar de ir al seguro, porque no estoy dispuesto a pasar todo mi día formado en el IMSS para que me digan que estoy bien y queme receten paracetamol. […] Yo prefiero llevar a mi familia a las farmacias similares que ir al IMSS... es asqueroso el servicio en el IMSS
Jorge, Guadalajara, 43 años